Cersaie se convierte en una cita imprescindible para entender hacia dónde va la cerámica y el diseño de superficies. Lutzía Ortiz y Ana Benavente nos cuentan aquí, desde su experiencia recorriendo ferias y analizando el mercado, qué esperan encontrar los visitantes profesionales en la edición de 2025.
Cada septiembre viajáis a Bolonia. Desde vuestra experiencia, ¿qué significa realmente Cersaie?
Para nosotras, Cersaie es mucho más que una feria. La analizamos desde una mirada amplia, contrastando lo que vemos allí con lo visto y aprendido en otros sectores y mercados del hábitat. Es el momento clave para comprobar si realmente el sector cerámico se encuentra alineado, ofreciendo materiales y productos capaces de responder a las necesidades de arquitectos, interioristas y distribuidores. Recorremos los pabellones, tocamos superficies, observamos cómo se presentan los stands y, sobre todo, escuchamos qué despierta el interés de quienes compran. Después de tantas visitas, informes y conversaciones, podemos hablar sobre qué esperan encontrar los profesionales este año.








La sostenibilidad es ya un clásico en las conversaciones, pero ¿qué esperan realmente los compradores?
Esperan y esperamos credibilidad. Para el perfil de comprador más exigente, ya no sirve con un eslogan verde: quieren ver pruebas. Materiales regenerativos, procesos de bajo impacto, proyectos que de verdad demuestren compromiso. Y no solo en el producto, también en cómo trabaja la empresa: desde tecnologías más limpias en fabricación hasta el cuidado del equipo humano, proveedores y clientes. Otra cosa que echamos de menos muchas veces es una comunicación clara y directa: cuando ese producto llegue al punto de venta, tiene que ser fácil de explicar y demostrar ante el cliente. En definitiva, lo que convence no son las promesas, sino las acciones que se pueden acreditar y comunicar con transparencia.


Más allá de los materiales, ¿qué tipo de experiencia buscan los visitantes en la feria?
Cersaie es un festival sensorial. El comprador espera sorprenderse: un juego de luces sobre un mármol pulido, una textura inesperada, un color que vibra bajo la iluminación. La feria no se entiende como un catálogo inmóvil, sino como experiencia casi inmersiva.
¿Cómo equilibran los compradores la búsqueda de lo espectacular con la practicidad del día a día?
Buscan un equilibrio real. El mármol brillante y teatral convive con soluciones más discretas, adaptativas y fáciles de mantener. Al final, los productos que más valoran son los que saben conjugar espectáculo y utilidad: que deslumbren, sí, pero sin perder funcionalidad. Y lo interesante es que cada vez vemos cómo lo artesanal dialoga con los grandes formatos cerámicos, logrando que lo más sofisticado se sienta también más cercano y cotidiano.
Y el color, ¿qué papel juega en esta edición?
Un papel estratégico. El color nunca es anecdótico. Desde los verdes que evocan naturaleza hasta las terracotas cálidas o los azules restauradores, lo que funciona son las paletas que transmiten emociones y se integran en narrativas de bienestar. Para los profesionales del interiorismo y la arquitectura, el color es una herramienta clave. Y no hablamos solo de elegir un tono, sino de trabajar los matices y acabados que, aplicados en la cerámica, abren nuevas posibilidades de diseño.
Para cerrar, ¿cómo resumiríais lo que se espera de Cersaie este año?
Quien viaja a Bolonia no busca solo azulejos, busca una visión de futuro. Espera descubrir que la cerámica sigue siendo ese material ancestral que sabe renovarse y hablar el lenguaje de la sostenibilidad, la emoción y la sofisticación. Feria tras feria lo comprobamos: el stand que conquista es el que consigue emocionar y, al mismo tiempo, convencer.
Queremos aprovechar para felicitar a todas las personas que cada año trabajan para sorprendernos.
Gracias por el esfuerzo.