En un momento de transformación emocional y cultural, el color se convierte en un lenguaje estratégico. Verdes restauradores, arcillas táctiles y acentos picantes pueden dibujar la nueva hoja de ruta del diseño cerámico contemporáneo.
En un presente marcado por la sobreestimulación, la incertidumbre y la búsqueda de propósito, el interiorismo redefine su papel. Ya no se trata solo de decorar, sino de diseñar experiencias sensoriales que cuiden, inspiren y emocionen. En ese camino, el color se erige como herramienta fundamental: crea identidad, genera deseo y define atmósferas con una precisión que ningún otro elemento puede igualar.
Así lo señala el último informe de Tendencias en Superficies para la Cerámica 26, que propone una lectura emocional y sensorial del color. Una paleta que trasciende lo estético para responder a lo humano. Colores que tienden puentes entre lo digital y lo artesanal, entre lo ancestral y lo futurista. Tonos que no solo embellecen, sino que reconectan.
En este contexto emerge con fuerza el concepto de sostenibilidad sensorial: una evolución natural de la sostenibilidad tradicional, que no solo se preocupa por el impacto ambiental, sino también por cómo sentimos los espacios. Hablamos de colores, texturas y acabados que reconfortan, que no saturan, que nos devuelven una sensación de pertenencia. Diseñar con conciencia emocional es, hoy, una forma más profunda de cuidar.
Verdes que cuidan: descanso, comunidad y naturaleza
Entre las gamas cromáticas más significativas para 2026-27, los verdes ocupan un lugar privilegiado. No son verdes decorativos; son verdes que calman, que nutren, que invitan a bajar el ritmo y reconectar con lo esencial.
Inspirados en las praderas, los musgos y los bosques, estos verdes terrenales tienen una cualidad restauradora que los hace especialmente adecuados para espacios dedicados al bienestar: spas, baños, dormitorios, terrazas interiores. Su neutralidad de género y su elegancia transestacional los convierten en una apuesta segura para proyectos residenciales y contract por igual.
La cerámica, con su tactilidad y durabilidad, se convierte en el soporte perfecto para este verde biofílico. En acabados mate o satinados, evoca el frescor del bosque. En baldosas de gran formato, diluye la frontera entre interior y exterior. Y en versiones texturadas —relieves botánicos, patrones sutiles— potencia aún más su poder emocional. Combinado con arenas o terracotas, el resultado es una paleta que respira autenticidad sin recurrir a la estridencia.
Arcilla: la belleza persistente de lo elemental
En tiempos en que lo virtual parece dominarlo todo, la arcilla irrumpe como un recordatorio de lo tangible. Este neutro cálido, entre el rosa polvoriento y el marrón cocido, habla de hogar, de historia, de resistencia.
La arcilla no es solo un color: es una materia con memoria. Es el barro cocido al sol, el ladrillo que perdura, el pigmento natural que no pasa de moda. En interiorismo, se convierte en una base emocional que envuelve y reconforta. Revestimientos continuos en tonos arcilla aportan una calidez envolvente, mientras que objetos decorativos o piezas escultóricas revelan su dimensión más contemporánea.
En cerámica, su potencial es infinito. Desde superficies mates y texturadas hasta aplicaciones más innovadoras mediante impresión 3D, la arcilla permite fusionar lo ancestral con lo tecnológico. El resultado son espacios que no solo son bellos, sino también emocionalmente sostenibles.
Potencia cromática: el poder transformador del azul, el naranja y el rosa
Junto a los tonos terrenales, 2027 trae consigo una oleada de color que habla de valentía, de deseo de expresión y de optimismo lúdico.
Como idea, un azul luminoso y profundo conecta la sabiduría de los antiguos pigmentos minerales con la innovación digital. Perfecto para acentos cerámicos o ambientes con vocación artística, este azul tiene algo de místico y mucho de futurista.
Le acompaña una paleta potente de naranjas, desde el mandarina hasta los melocotones suaves, que inyectan vitalidad a cualquier entorno. En cerámica, estos tonos pueden ser una gran elección para zonas sociales, cocinas u hoteles que buscan transmitir energía y bienestar emocional.
Los rosas, por su parte, evolucionan desde lo dulce hacia lo expresivo. El Pop Pink y el neón Ultra Pink son los protagonistas más audaces de esta categoría. Alejados de la inocencia, se presentan como declaraciones de alegría, libertad creativa y autoafirmación. Usados como acento sobre bases neutras, estos rosas transforman un espacio con un solo gesto.
Más allá del color
Las paletas que marcarán el interiorismo de 2027 no son una simple elección estética. Son una respuesta emocional y cultural a los tiempos que vivimos. En cada tono hay un mensaje: de calma, de resistencia, de conexión.
El diseño cerámico —por su capacidad de permanencia, su carga simbólica y su versatilidad técnica— está llamado a jugar un papel protagonista en esta transformación. Porque en un mundo cambiante, hay colores que no solo decoran: cuidan, emocionan y perduran.
Créditos: La mayoría de las imágenes son originales de ITC, otras proceden de PressKit de las marcas.