Hasta hace muy poco, descubrir un nuevo material era casi una cuestión de suerte. Los científicos probaban, mezclaban y analizaban cientos de combinaciones hasta dar con una que ofreciera las propiedades deseadas. Hoy, la inteligencia artificial (IA) está cambiando esa dinámica por completo: ya no se trata de buscar una aguja en un pajar, sino de dejar que un sistema inteligente nos diga dónde buscar.
La IA se ha convertido en una herramienta esencial para acelerar el descubrimiento y el diseño de materiales, analizando miles de datos en cuestión de segundos para predecir qué composición o estructura ofrecerá el mejor resultado. Igual que un algoritmo recomienda una película o una ruta de viaje basándose en millones de opciones previas, los modelos de IA pueden “recomendar” materiales, simulando su comportamiento antes incluso de fabricarlos.
En sectores como la energía, la construcción o la movilidad, esta revolución ya está en marcha. La IA permite optimizar materiales más ligeros, resistentes y sostenibles, y mejorar su eficiencia energética. En el ámbito de la construcción, por ejemplo, ya se emplea para planificar estructuras más seguras y reducir el consumo de recursos. En el diseño sostenible, ayuda a minimizar el impacto ambiental desde la fase inicial, eligiendo materiales que requieran menos energía y generen menos residuos.
En la ciencia de materiales, y concretamente en el caso de la cerámica, la inteligencia artificial está redefiniendo cómo se conciben y validan los productos. A partir de grandes bases de datos, los algoritmos predicen el comportamiento de los materiales y orientan su diseño, desde la optimización de formulaciones y microestructuras hasta la automatización de procesos y control de calidad. Como señalaban recientemente en la revista Nature, la IA “está transformando la manera en que entendemos la materia”.
El resultado es un nuevo paradigma: un trabajo conjunto entre el conocimiento humano y la inteligencia artificial, donde los datos no sustituyen la experiencia, sino que la amplifican. Una colaboración que está empezando a dar forma a la próxima generación de materiales inteligentes.
We at the Institute of Ceramic Technology (ITC), la inteligencia artificial no se aborda como una moda, sino como una herramienta complementaria para comprender y diseñar materiales. Con más de cincuenta años de experiencia en el estudio de la cerámica y sus procesos, el ITC combina el conocimiento experimental con la modelización avanzada y el análisis de datos para predecir el comportamiento de los materiales y optimizar su desarrollo.
Actualmente, el ITC trabaja en la aplicación de técnicas de inteligencia artificial a la optimización de las características morfológicas de los materiales y en la creación de una base de datos propia, que integra parámetros clave de composición, procesado y propiedades funcionales, y que supondrá una ventaja estratégica cuando estas tecnologías de diseño de materiales alcancen una madurez plena. Asimismo, cabe destacar que la inteligencia artificial no sustituye la experimentación, sino que la apoya y orienta, ayudando a centrar los esfuerzos allí donde las soluciones son más prometedoras.
Estas capacidades se concretan en dos ejes complementarios: la Process modeling, orientada a mejorar la eficiencia industrial y el control de calidad, y la modelización del comportamiento de materiales, que permite prever su respuesta ante condiciones exigentes de temperatura, desgaste o esfuerzo.
Con este enfoque, el ITC refuerza su papel como puente entre la investigación y la industria, aplicando la inteligencia artificial para impulsar la innovación, transferir conocimiento y acompañar al sector en su transformación digital basada en el conocimiento y en los datos.